El país se enfrenta a su peor repunte de casos desde el inicio de la pandemia
Redacción
China reportó el sábado sus dos primeras muertes por COVID-19 en más de un año, ambas ocurridas en la provincia nororiental de Jilin, mientras el país se enfrenta a su peor repunte de casos desde el inicio de la pandemia, informó la Comisión Nacional de Salud,
Las muertes fueron las primeras registradas en China desde el 26 de enero de 2021. En total, las autoridades informaron de 4.051 nuevos casos el sábado, frente a los 4.365 del día anterior, señaló la DW.
COVID Surge: #China Reports First Deaths In More Than A Year With Two New Fatalities In #Jilin Province#Coronavirus #COVID19https://t.co/QOfAyfZhlL
— ABP LIVE (@abplivenews) March 19, 2022
El país donde surgió el virus a finales de 2019 lo ha mantenido la pandemia bajo control gracias a una combinación de estrictos controles fronterizos, largas cuarentenas y cierres selectivos, y no ha informado de ninguna muerte vinculada al coronavirus desde hace más de un año
Pero la variante ómicron, altamente transmisible, está planteando un severo desafío a esa estrategia, lo que ha llevado a las autoridades a cerrar ciudades como el centro tecnológico del sur, Shenzhen, donde viven 17,5 millones de personas.
La segunda economía del mundo ha pasado de registrar menos de 100 infecciones diarias hace apenas tres semanas a más de 1.000 al día durante más de una semana. El presidente chino, Xi Jinping, dijo el jueves que el país “mantendrá” su estrategia contra el virus, según informó la televisión estatal.
La DW indicó que en su intervención en una reunión de los máximos dirigentes chinos, Xi dijo que el país debe “seguir poniendo a las personas y la vida en primer plano, atenerse a la precisión científica y a la dinámica cero, y frenar la propagación de la epidemia lo antes posible”, según la cadena estatal CCTV.
Decenas de millones de personas están actualmente bajo órdenes de permanecer en casa en toda China para intentar acabar con el último brote.
Los dirigentes comunistas de Pekín han hecho de su gestión de la pandemia una cuestión de capital político, afirmando que la baja tasa de mortalidad demuestra la fortaleza de su modelo de gobierno.