Las áreas bajas son más susceptibles a acumular agua durante las precipitaciones, señaló especialista
Redacción
CULIACÁN, Sin.- La alta impermeabilidad en la ciudad de Culiacán, debido a la extensa pavimentación, agrava el riesgo de inundaciones durante lluvias intensas, conocer los puntos altos y bajos es crucial para determinar los riesgos de inundaciones, ya que las áreas bajas son más susceptibles a acumular agua durante las precipitaciones, señaló especialista en geodesia y geofísica.
El maestro en ciencias Carlos Ramón Moraila Valenzuela investigador de la Facultad de Ciencias de la Tierra y el Espacio (FACITE) de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), sostuvo que después de un trabajo científico sobre la ciudad de Culiacán, el punto más alto se encuentra entre 120 y 130 metros y la más baja se encuentra entre 30 a 32 metros sobre el nivel medio del mar.
“En cuanto a la vulnerabilidad de la ciudad frente a las precipitaciones, hemos experimentado eventos meteorológicos significativos, como el huracán Manuel en 2013, que dejó una precipitación de 250 a 300 milímetros, esto provocó desastres evidentes y severos en la ciudad”, recordó.
Sostuvo que el nivel de precipitaciones y los milímetros que caen durante un evento meteorológico, como una lluvia, dependen de la densidad de esta. Por ejemplo, una precipitación de 50 milímetros en 2 ó 3 horas puede causar una inundación; sin embargo, si estos 50 milímetros caen en sólo 10 minutos, se vuelve muy peligroso para la movilidad en la ciudad, esto se debe a la permeabilidad limitada de Culiacán.
Moraila Valenzuela señaló que los arroyos de la ciudad con más afluencia y carga de agua de las precipitaciones son El Piojo, Paseo de los Arcos, Guadalupe Victoria, Francisco Villa y Agustina Ramírez, entre ellos suman 100 kilómetros.
Por la alta impermeabilidad estos cauces pueden sobrecargar los sistemas de drenaje, causando acumulaciones rápidas de agua en las zonas bajas y provocando inundaciones más severas y frecuentes, en cuanto a la información del estudio, este permite a las autoridades implementar medidas preventivas y de mitigación, y preparar respuestas eficientes ante eventos de inundación, protegiendo así a la población y reduciendo el impacto económico y social de estos desastres naturales.