México no está de luto, está de fiesta

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Las fiestas celebran el retorno temporal de los seres queridos fallecidos, coinciden con el fin del ciclo anual del maíz

Redacción

CIUDAD DE MÉXICO.- El Día de Muertos (1 y 2 de noviembre) es una celebración a la memoria y la vida que está profundamente arraigada a la cultura de los pueblos indígenas de México. Su origen es una fusión de los rituales religiosos católicos traídos por los españoles y la conmemoración del Día de Muertos que los indígenas realizaban desde la época prehispánica.

Las fiestas celebran el retorno temporal de los seres queridos fallecidos, coinciden con el fin del ciclo anual del maíz, un elemento clave en la cultura mesoamericana, y además son parte de la renovación del estatuto político y social de distintas comunidades originarias.

La celebración varía según el pueblo, municipio o estado; sin embargo, en todo el país tiene un mismo objetivo: reunir a las familias para dar la bienvenida a sus seres queridos que vuelven del más allá. El 1 de noviembre se dedica a niñas y niños. El día 2 a los adultos.

En 2003, las fiestas indígenas dedicadas a los muertos fueron inscritas en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).

En el marco del 79 aniversario de las Naciones Unidas y en medio de un contexto en el que 2 mil millones de personas en el mundo, una cuarta parte de la humanidad, viven en lugares afectados por conflictos bélicos o violencia, niveles sin precedentes desde la Segunda Guerra Mundial, ONU México se sumó a estas festividades.

En alianza con la Secretaría de Relaciones Exteriores, la Secretaría de Cultura, el Complejo Cultural Los Pinos y la Secretaría de Cultura del estado de Querétaro, ONU México invitó a un grupo de portadores de la tradición hñoñho otomíes del municipio de Tolimán, Querétaro, y a un grupo de artesanos de Huamantla, Tlaxcala, a realizar una ofrenda en honor a las vidas perdidas por las guerras, los conflictos y el sufrimiento en el mundo, haciendo hincapié en el poder de la vida, la memoria y la esperanza.

La ofrenda de la ONU “Honremos la vida y la paz” está ubicada en la Casa Miguel Alemán del Complejo Cultural Los Pinos, en el Bosque de Chapultepec de la Ciudad de México y estará abierta al público hasta el 3 de noviembre. El acceso es gratuito.

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