Los ciudadanos empadronados ese año fueron 5 millones 42 mil 939 varones y 3 millones 828 mil 81 mujeres
Redacción
CIUDAD DE MÉXICO.- Hace 65 años las mujeres mexicanas salieron por primera vez a las urnas para hacer válido el derecho a votar y ser votadas, derecho político que se impulsó desde 1937 cuando el Frente Único Pro Derechos de la Mujer logró que el Congreso aprobara una reforma a favor del voto femenino, sin embargo, dicho esfuerzo se congeló hasta el 3 de julio de 1955.
“Ese día, las mujeres en todo el país acudieron a las urnas para votar por primera vez en una elección federal para las diputaciones de la XLIII Legislatura. Los ciudadanos empadronados ese año fueron 5 millones 42 mil 939 varones y 3 millones 828 mil 81 mujeres”, comenta en entrevista Graciela Fabián Mestas, investigadora del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM).
Resultaron electas cuatro diputadas federales: Margarita García Flores, por Nuevo León; Marcelina Galindo Arce, por Chiapas; Guadalupe Urzúa Flores, por Jalisco; y Remedios Albertina Ezeta Uribe, por el Estado de México.
Un antecedente de ese momento histórico fue que en 1953 el entonces presidente Adolfo Ruiz Cortines aprobó la reforma del artículo 34 para que quedara escrito en la Constitución que son ciudadanos de la República “los varones y las mujeres”. También publicó la reforma del 115 para ampliar el sufragio femenino municipal al ámbito federal.
FRENTE POR LA MUJER. La historiadora Graciela Fabián Mestas explica que la idea de ciudadana estuvo presente después de la Guerra de Independencia y la República de 1824. “Desde entonces ya se discutía si las mujeres tienen derecho a decidir sobre sus vidas. Al final de cuentas, somos más de la mitad de la población”, indica.
Esa idea estaba en la conciencia, agrega, pero faltaba que fuera tangible mediante el mecanismo del voto.
“Durante las décadas de 1917 a 1953 hubo organizaciones de mujeres que quedaron muy olvidadas y sepultadas debajo de otras historias. Aunque en la Constitución se dice que los mexicanos son ciudadanos y no se excluye a las mujeres, nunca se le dio un reconocimiento de ciudadana a la mujer hasta que hubo un planteamiento en 1934”, comenta la historiadora.
Fabián Mestas destaca la organización Frente Único Pro Derechos de la Mujer que englobaba a otras colectivos a lo largo del país y quienes, después de movilizaciones masivas, presionaron hasta que el presidente de la República, Lázaro Cárdenas, las escuchara tras reclamarle por qué no dotar de derechos a todas las mujeres si él incorporó a una mujer en su equipo de trabajo.
“Esa presión hizo que Cárdenas enviará al Congreso a la Unión una reforma al artículo 34. Entregó la iniciativa, se aprobó en 1937, pero la congelaron porque se argumentaba que muy probablemente las mujeres iban a votar por el candidato de la derecha, ya que la iglesia tenía una gran preminencia sobre sus conciencias”, narra la investigadora del INEHRM.
Una de las representantes del frente fue Esther Chapa, quien desde 1937 hasta 1953 llevó anualmente al Congreso una petición para exigir que se publicara la reforma al 34 que ya había sido aprobada.
“En la década de los 40 del siglo XX se publicó el libro La mujer mexicana es ciudadana, de María Ríos, quien hizo una síntesis de las demandas y luchas que se dieron después de la Revolución para que el voto se le reconociera a la mujer, argumentó que las acciones de la mujer la colocaban en el mismo nivel moral e intelectual que a los hombres. Es decir, había una necesidad de reafirmarlo una y otra vez”, señala Fabián Mestas.
PRESIÓN INTERNACIONAL. Con el fin de la Segunda Guerra Mundial se creó dentro de la ONU, la Comisión del Estatus de la Mujer del Consejo Económico y Social en la que participó la mexicana Amalia González.
En 1952, esta mujer participó en la creación de la Alianza de Mujeres de México para solicitar el voto femenino al entonces candidato presidencial, Adolfo Ruiz Cortines.
“Le argumentó que era penoso pertenecer a un organismo internacional que luchara por la ciudadanía a la mujer y que en su propio país no hubiera un intento para otorgársela. La respuesta de Ruiz Cortines fue que si se lo pidieran miles de mujeres, lo haría, pero hasta ese momento se lo habían solicitado grupos de cinco o veinte mujeres”, detalla la historiadora.
Ante esa contestación, Amalia González publicó en Excélsior, el 20 de abril de 1952, un llamado a las mexicanas, logrando así conseguir miles de firmas y que, posteriormente, en 1953 se publicaran las reformas constitucionales del voto femenino.
Con información de Crónica