En 2018, siete de cada diez adultos mayores recibían ingresos por pensión por jubilación o por programas sociales, sin embargo, la condición de recibirla no fue suficiente para erradicar la pobreza
Redacción
CIUDAD DE MÉXICO.- A fin de que los adultos mayores se mantuvieran en sus casas durante la pandemia por COVID-19, por ser considerada población de riesgo, el gobierno federal adelantó depósitos, sin embargo esto no les permite ni siquiera cubrir lo de una comida básica, por lo que muchos se ven en la necesidad de buscar otros recursos.
Hace unos meses, el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció que se adelantaría la entrega de apoyos correspondientes a los meses de julio-agosto y septiembre-octubre.
El monto entregado es de cinco mil 240 pesos, es decir 2 mil 620 por bimestre para ocho millones 46 mil adultos mayores.
La señora Concepción, habitante de Nezahualcóyotl, aprovecha que ya se ha vuelto a instalar el tianguis de su calle para poder ganar un poco de dinero. Aunque cuenta con la tarjeta de apoyo para adultos mayores, no resulta suficiente, pues tiene que pagar medicamentos.
“Se supone que me las dan en el seguro –las medicinas-, pero cada que voy me dicen que no tienen y pues me toca ir a comprarlas porque ni modo que me espere”, comenta la mujer quien padece diabetes.
“Las medicinas son muy caras y el apoyo que nos dan se acaba en un día”, comenta mientras enseña unas recetas médicas y unos tickets, tan sólo uno de ellos tiene registrada una compra de mil pesos.
“Si con esto tuviera que pagar luz, comidita, medicinas… Ya me hubiera muerto hace mucho”, expresa.
Otra mujer a quien ya se le acabó el recurso otorgado es señora Susana González, ama de casa y habitante de la alcaldía Venustiano Carranza, comenta que gracias a la pensión de su esposo, mantenía una posición económica que si bien no era de lujos, le permitía vivir sin preocupaciones. Sin embargo la situación cambió cuando falleció quien fuera su pareja por casi cincuenta años.
Al tener como único recurso los ahorros que logró reunir durante toda su vida, se vio en la necesidad de solicitar la pensión para adultos mayores.
A ello se sumó la pérdida de empleo de su único hijo, quien a raíz de la pandemia fue despedido de su empleo en una tienda de autoservicio y no ha podido encontrar trabajo estable. La necesidad lo ha llevado ahora a vender tamales, este el principal recurso con el que logran mantenerse él y su madre.
“Al final de cuentas, si nos sirve el apoyo. ¿Quién te regala dinero? Pero para vivir nada más con eso, la verdad es que no, nos moriríamos de hambre”, comenta la señora Susana.
Ella va a un cajero que está cerca de su casa. Como no sabe usarlo, su hijo la ayuda y le entrega el dinero.
“Ya me ha explicado mi hijo muchas veces cómo hacerle, pero no le entiendo y la vista me falla mucho”, comenta mientras guarda su dinero.
Con el dinero de la pensión va a la tienda de autoservicio que también se encuentra a unos pasos de su casa. Compra lo indispensable, pan, pasta dental, gelatina, frijoles…
“El dinero de la pensión se me acaba en un ratito. En dos vueltas a la tienda y ya no hay nada, se esfumó, y eso comprando poco y muy barato”, dice mientras abre su despensa con algunos paquetes de alimentos y productos de limpieza.
Por su parte, José Contreras Campos, otro habitante del municipio de Nezahualcóyotl comenta que nunca ha recibido ningún tipo de apoyo pese a ser adulto mayor y haber hecho una solicitud en el mes de febrero.
Él vive de sus ganancias en una tiendita, además del apoyo que le da uno de sus hijos, pero en los últimos meses las ventas han bajado en un cuarenta por ciento, según sus cálculos.
De acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), el documento Pobreza y personas mayores en México, revela que al menos el 41.1 por ciento de la población adulta mayor vive en pobreza, de éstos sólo el 38.3 por ciento recibe una pensión, mientras que el 47.6 por ciento no cuenta con ingresos suficientes para satisfacer sus necesidades básicas.
En 2018, siete de cada diez personas de 65 años o más recibían ingresos por pensión por jubilación o por programas sociales, sin embargo, la condición de recibirla no fue suficiente para erradicar la pobreza entre esta población.
En 2019, se implementaron cambios al programa ahora denominado Programa de Pensión para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores. El principal cambio fue duplicar el monto de la pensión, lo que significó un aumento en el ingreso de la población beneficiaria. Sin embargo, es necesario fortalecer acciones de participación comunitaria del programa y de protección social, así como el acceso a los servicios de salud.
Con información de Crónica







