Hasta el punto de decepcionar y oscurecer la llegada de Jesús, ‘el tesoro de nuestra vida’, advierte
Redacción
CIUDAD DEL VATICANO.- Hay una celebración que preparar: la Navidad. Pero dejarnos llevar por el frenesí de los preparativos corre el riesgo de devaluar el 25 de diciembre de su significado más auténtico, hasta el punto de decepcionar y oscurecer la llegada de Jesús, “el tesoro de nuestra vida”.
El Papa León XIV advirtió contra una interpretación superficial de la venida del Señor en su saludo a los peregrinos de diversas lenguas reunidos en la Plaza de San Pedro para la Audiencia general.
El pesebre, signo de fe, arte y cultura
Un signo tangible de la Navidad es el pesebre, “una representación evocadora del misterio de la Natividad de Cristo”. Dirigiéndose a los peregrinos italianos, el Pontífice expresó su deseo de que este elemento, tan significativo desde la perspectiva de la fe, pero también desde una perspectiva cultural y artística, siga formando parte de la tradición navideña, para recordar a Jesús que, haciéndose hombre, vino a “habitar entre nosotros”.
No vaciar la Navidad
A los fieles francófonos, León XIV advirtió contra el “activismo frenético” de los preparativos, que corre el riesgo de vaciar la Navidad y dar lugar a la decepción.
“En cambio, dediquemos tiempo a mantener nuestros corazones atentos y vigilantes mientras esperamos a Jesús, para que su presencia amorosa se convierta para siempre en el tesoro de nuestras vidas y nuestros corazones”.
Penitencia y retiros espirituales
A los peregrinos polacos, el Papa les recomienda recibir el sacramento de la penitencia o realizar un retiro espiritual, experiencias capaces de brindar paz, alegría y un auténtico sentido de la vida.
Esperar con alegría
“El Adviento nos invita a prepararnos para la Navidad, acogiendo a Jesús sin reservas. Él es nuestra esperanza. Por lo tanto, esperemos con alegría la fiesta de su nacimiento y oremos juntos, llenos de confianza: ‘Ven, Señor Jesús'”.
Esta es la invitación dirigida a los peregrinos de habla alemana. El Papa también anima a los peregrinos portugueses a rezar la novena de Navidad, “rica en tradición” en muchas comunidades locales, como una renovada oportunidad para alegrar sus corazones.
De hecho, como recordó a los peregrinos de lengua árabe, los cristianos “están llamados a abrir sus corazones al amor de Dios y del prójimo, para que se llenen de verdadera paz y alegría”.





