Por segundo año consecutivo, la Navidad llega a la comunidad cristiana de la Franja de Gaza sin celebraciones
Redacción
WASHINGTON, EU.- En la zona de Al-Mawasi, al oeste de Khan Younis, Tony Al-Masri, conocido como “Abu Asaad”, se sienta con su esposa y su vecino Hossam frente a su pequeña tienda de campaña. Beben café y recuerdan las celebraciones navideñas que se perdieron un año más.
Este hombre de 78 años fue desplazado por primera vez durante la Nakba en 1948 desde su ciudad natal de Haifa, donde nació en el barrio de Wadi Nisnas. Su familia huyó a los campos de refugiados palestinos en Líbano, donde vivió en el campo de Dbayeh, antes de convertirse finalmente en residente de la Franja de Gaza.
“Esta no es la primera vez que pierdo mi hogar y a mis seres queridos”, dijo a Noticias ONU.
El tío Tony recuerda la alegría y la felicidad que llenaron la Franja de Gaza durante la temporada navideña antes de la guerra aparentemente interminable. “Celebrábamos la Navidad. Íbamos a la iglesia para realizar los rituales religiosos e intercambiábamos saludos. El sacerdote, el pastor de la comunidad, estaba presente entre nosotros en el patio de la iglesia. Nuestros vecinos de la ciudad de Gaza solían saludarnos todos los años. Yo solía viajar a Belén para visitar a mis hijos y nietos, pero ahora, por segundo año, nos hemos visto privados de las fiestas debido a la guerra”, lamentó.
Abu Asaad relató que solía decorar el árbol de Navidad con su esposa Amal Aboud durante esta temporada festiva, y se quedaban despiertos hasta tarde en Nochebuena después de comprar maamoul, pasteles y otros dulces.
“Las celebraciones comenzaban después de la medianoche. Solíamos preparar nuestra cena, sentarnos juntos y mis hijos e hijas estaban a mi lado. Pero ahora, no hay nadie aquí. Mi esposa y yo nos sentamos solos para celebrar, y no tenemos a nadie más aquí. Esto es lo más difícil para mí ahora”, agregó.
Situaciones que borran la alegría de los rostros
La tía Umm Asaad confirma que cada día en la Franja ha sido un desafío desde que comenzó la guerra hace casi 15 meses.
“No hay alegría, ni sonrisas, ni vacaciones, ni nada. Ahora estamos desafiando al tiempo. Mientras duermes por la noche, de repente oyes una fuerte explosión. Te levantas de un salto y te levantas como un epiléptico. No sabes qué hacer. Te recompones y lloras, pero después de eso no puedes dormir. No hay un lugar seguro donde dormir. No hay vida. No hay nada que te haga feliz y te dé comodidad”, apuntó.
La familia que eliges
A pesar de las duras condiciones, la solidaridad de los vecinos musulmanes en el campamento al oeste de Khan Younis ofrece un rayo de esperanza. Don Hussam Al-Khalili era vecino del tío Tony en la ciudad de Gaza. Después de que su familia fuera desplazada a Rafah, preguntó por su vecino cristiano y le dijeron que estaba en Khan Younis, entonces decidió mudarse a esa zona para estar cerca de él.
“Es como un padre para mí”, afirmó Hossam. “Lo traje cerca de mí en el campamento porque es un hombre mayor y necesita que alguien cuide de él y de su esposa. Lo traje cerca de mí para que mis hijos y yo podamos apoyarlo.
“Comemos y bebemos juntos y vivimos como una familia. En todo lo que necesite, mis hijos y yo lo ayudamos, incluso yendo al mercado a comprar”.
Que prevalezca la paz
El tío Tony añora con nostalgia los días mejores, pero expresó su esperanza de que la paz prevalezca y la guerra termine pronto.
“Espero que 2025 sea un año de bondad para todos los pueblos, especialmente el pueblo palestino. Espero que el derramamiento de sangre y las guerras cesen, y que la gente vuelva a experimentar la alegría del Eid. Que Dios tenga piedad de todos los que perdieron la vida en la guerra. Mi deseo es que regresen los hermosos días que vivimos y que pueda viajar para ver a mis nietos, hijas e hijos. Ese es mi mayor deseo”, expresó.