Sólo basta con permanecer un par de minutos en uno de los ‘cerros’ le llaman algunos por su dimensión, y te das cuenta que no hay día que esto suceda
Jorge Quevedo
CULIACÁN, Sin.- El volarse un tope en las localidades de Bellavista y La Higuerita en la sindicatura de Culiacancito es cosa de todos los días. No están señalados con pintura, menos con un cartel o señalética.
Sólo basta con permanecer un par de minutos en uno de los 10 topes, reductores de velocidad o “cerros” le llaman algunos por su dimensión, y te das cuenta que no hay día que esto suceda aunada a la alta velocidad con el que conducen algunas personas.
Entre menores y mayores cuando tu visibilidad no es exacta, sobre todo a punto del mediodía cuando el sol se vuelve incandescente en dirección de oriente a poniente, la frecuencia de que un automovilista no se percate de un reductor de velocidad es muy común, al menos para quien no transita comúnmente por la zona.
La falta de señalética, el exceso de anuncios publicitarios y vendedores ambulantes hacen aún más peligroso que un accidente tenga mayores dimensiones que si no estuvieran estos tres factores en el área.
Lo cierto es que nadie escapa en algún momento a pasarse un tope de forma desapercibida por múltiples causas, sobre todo considerando las anteriores y eso sin tomar en cuenta la falta de señalización en el resto de la carretera o cinta asfáltica como la llaman los expertos.