Aunque se acercan fechas importantes como el 30 de abril o el Día de las Madres, no levantan en mucho las ventas
Jorge Quevedo
CULIACÁN, Sin.- Los boleros de la plazuela Álvaro Obregón están pasando por una de sus peores crisis en este oficio que ha sobrevivido incluso a la pandemia por COVID-19.
Iván Rubio Graciano es uno de las 20 personas que se dedican a este oficio en la plaza pública más popular de la capital y asegura que aunque se acercan fechas importantes como el 30 de abril o el Día de las Madres, no levantan en mucho las ventas.
Detalló que con la pandemia ya no regresaron los adultos mayores, el segmento de la población más cautivo que requiere de este servicio.
Comentó que de lunes a viernes el número promedio de servicio es entre las 8 y las 12 boleadas, y cuando son días festivos los servicios llegan hasta los 20, aunque precisó que ésta última cifra es casi fortuita y esporádica.
Dentro de los gastos diarios cuentan los insumos como la pintura, aceites, cremas, cordones y por supuesto el pago de renta por el espacio público al ayuntamiento que es de 800 pesos al mes.
Debido a estos factores, Iván confesó que muchos de sus colegas no logran sobrevivir.
“Si no sale para trabajar, no tienes para pagar. Mucha gente se retira. Nosotros nos hacemos piedra, lo que cae es bueno”, dijo.
Lo peor, advirtió, estaría por venir. Es la temporada de lluvias, la peor época del año y donde tienen que vivir de sus ahorros o ingresos alternos. Quien no lo hace así, desaparece de la actividad, sostuvo.
De sus clientes hay de todo. Llegan los que van a pie y de paso por el sitio o los llegan en sus camionetas de lujo para dejar el calzado para lustro.
Los boleros en Culiacán mantienen presencia además de la plazuela Álvaro Obregón en la plazuela Gral. Antonio Rosales, por considerar los lugares públicos de mayor tradición y presencia de los amantes de este oficio con más de un siglo de historia.
